Muchas personas que cuidan su alimentación para reducir el sobrepeso, descuidan un factor tan importante o más que la propia elección de los alimentos que ingerimos: las cantidades. Diversos estudios han confirmado que comemos más cuanto mayores son las raciones que tenemos inicialmente en el plato: se come hasta un 45% más cuando se sirven raciones más grandes.
¿Qué nos lleva a tomar raciones excesivas cuando comemos en casa? Cuando la persona que va a cocinar decide la cantidad a preparar de un plato, no quiere correr el riesgo de que después los comensales se puedan quedar con hambre, por lo que prepara siempre un poco más de lo que cree que será necesario. Luego, en la mesa, preferimos que no quede una pequeña porción de comida en la fuente (los "restos" que luego ocupan tanto espacio en la nevera), por lo que insistimos en repartir todo el contenido de la fuente entre los comensales. Éstos, que están muy bien educados, saben que si dejan parte de la comida en el plato se podría pensar que no les ha gustado, por lo que hacen lo imposible por dejar el plato vacío. Y así, de esta forma, nos estamos sobrealimentando un día tras otro.
Por otra parte, cuando comemos en un restaurante no somos nosotros los que llenamos los platos ni decidimos el volumen de las raciones. De hecho, el tamaño de éstas ha aumentado en las últimas décadas. Se ha impuesto el "coma más por menos dinero", con vasos gigantes de refrescos, hamburguesas XXL, enormes paquetes de palomitas en el cine y productos similares que se imponen como motivación de compra. Una hamburguesa XXL puede suponer la mitad de nuestras necesidades energéticas para todo el día.
¿Qué hacer? Cuando vayamos a comer en casa, preparar sólo la cantidad de comida que corresponda a una ración razonable para cada comensal o, si preparamos más, llevar los platos ya servidos en la cocina, dejando allí el posible excedente comida por si alguien pidiese repetir. Otra medida sencilla y muy eficaz es reducir el tamaño de los platos, para que sólo quepan raciones más pequeñas; aunque dejemos abierta la posibilidad de repetir, el resultado será que comeremos menos. Podemos utilizar platos de postre o, si fuese necesario, vale la pena comprar un juego de platos de diario con menor capacidad.
Cuando comamos en un establecimiento de comida rápida, aunque es difícil resistir la atracción de más cantidad por casi el mismo precio, debemos esforzarnos por ceñirnos a la ración que hubiésemos pedido caso de no existir dichas ofertas. En otros restaurantes podemos pedir platos para compartir entre varios. En cualquier caso, aunque a primera vista nos parezca un desperdicio, sería muy interesante adquirir el hábito de dejarnos siempre un poco de comida en el plato: para las personas con sobrepeso es mejor tirarla que acumularla en forma de grasa.
domingo, 9 de mayo de 2010
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